Chocolate caliente para un buen amigo.

No me había puesto a pensar en que tal vez debiera poner alguna receta o algo... porque, al fin y al cabo, este es mi blog de cocina, y trataré de poner algunas recetas que me gustan, aunque en verdad la Internet está plagada de recetas.. pero bueno, aquí va, para Sebastián:

Qué se necesita (para uno):

.1 1/3 Tazas de leche (entera, descremada, la que sea, hasta de soya sirve).

.3 cucharadas de azúcar (yo usé rubia, pero sirve cualquiera).

.2 cucharadas de chocolate en polvo (amargo, dulce, ácido, el que sea).

.1 cucharada de fécula de maíz (maicena) o de papa (chuño) o sirve hasta el harina (lo que usé yo ésta vez).

.una pizca de cariño.

Cómo lo hago:

Pon la leche junto al azúcar en una olla pequeña a calentar, hasta que hierva (cuando se sube), cuidándola y retírala un poco o baja la llama si se sube demasiado.

Añade la harina cernida (pasada por un colador) junto con el chocolate en polvo o cacao y el cariño.

Revuelve aún sobre la llama baja ojalá con un batidor de esos con hartos alambres (globo) para que no se agrume.

Una vez que sientas que está espeso (a gusto), retíralo y sirve inmediatamente.

Ideal si te gusta lo dulce y tienes frío, o si eres goloso o qué sé yo.

Como sugerencia, yo a veces le pongo esencia de ron, o de almendra, según tu gusto; o también puedes reemplazar el azúcar por endulzante (pero ése se lo pones al final); me gusta a veces ponerle almendras molidas arribita.

Bueno eso. Te quiero Seba. (=

Quiche o Pie?

Eso. Cuando te sumes en la disyuntiva de si hacer algo dulce o salado... los ingredientes son los mismos, pero en el relleno es donde (o cuando) dudas: ¿Le pongo berenjenas? ¿Frambuesas? No sé. La cosa es que al final terminas decidiéndolo mientras estás cernizcando la harina y mantequilla y de pronto notas que deberías estar preocupándote de que la masa no se entibie mucho, o lo echarás todo a perder.

Al final terminé haciendo ambos, no tan seguro de cuál en realidad iba a gustar más... yo me inclinaba por el quiche de berenjenas, pero es sabido que una frambuesa puede causar estragos.

Creo que debería haber pensado un poco más antes de hacer nada... o tal vez no, porque de seguro habría terminado haciendo nada.

Potage.

A veces es mejor dejar que tus emincé de puerro se frían al son del tiempo inexorable dentro de la mantequilla que se ha vuelto tu corazón, porque apenas empezaste, lo vertiste en la olla. Así también es el dejar que la papa tome textura y baile a su placer dentro del fondo que pusiste en la cacerola; así como el fondo de tu ser también hace danzar tus plaquetas y glóbulos. Es así como dejándolo todo en la olla, salvo una pizca, que usarás en la presentación, el potage será una parte de ti que compartes con tus comensales.

Batir.

Cuando te despiertas a las 4 a.m. de un sueño en el que montar una salsa con mantequilla no te resulta porque tal vez tu batidor es muy pesado, o no tienes brazos siquiera, creo que deberías preocuparte...